Primaria Navidad (II)

De repente el sonido agudo del timbre  me devolvió a la realidad, nos aprestábamos a salir presurosos y la voz gruesa del profesor Adolfo nos detuvo,  con gesto adusto y severo nos recordó que al día siguiente estaba programado el cepillado de dientes que incluía el enjuagatorio obligatorio con flúor, está última actividad era incómoda para la mayoría de compañeros, por el sabor amargo y astringente; así también  por que era  común las gesticulaciones graciosas de diversos personajes como Sosa y Castillo, esto generaba incontenibles deseos de reírse y por consiguiente terminar botando abruptamente el enjuague lo que ocasionaba un severo coscorrón de parte del profesor.

Con la patota cruzamos el amplio patio y formamos una aglomeración en el umbral de la puerta de salida,  la mayoría se entretenía  en comprar algo en los variados puestos. En la puerta de la escuela  estábamos acostumbrados a ver varios vendedores conocidos, ese vinculo era casi familiar, todos ellos estaban guarecidos y provistos de plásticos para protegerse de  aquella lluvia persistente, estaban los que expendían salchipapas calientes y grasosas, los que vendían golosinas baratas, pero el mas buscado era Velita,  este personaje de naturaleza enjuta, de seriedad mezclada con una leve sonrisa, es el que en su puesto ponía las novedades del momento, así causó furor entre la muchachada  con los laberintos de cartón de tres pisos,  después llegó con las cometas armables, los muñecos de transformes, las pistolas de tinta, etc,  la campaña navideña lo sorprendió y en reacción astuta adquirió gran cantidad de cohetecillos y cohetones de diversa intensidad, los empaques eran de colores chillones y atraían rápidamente la vista, nosotros ansiosos de novedades nos arremolinamos en torno al puesto endeble que estuvo a punto de caerse por tan súbita y enérgica llegada. Con los restos de propinas adquirimos una regular cantidad de menudeo pirotécnico los cuales no dudamos en reventar casi inmediatamente, todos lo hicimos casi simultáneamente produciéndose largos y estridentes detonaciones.

Cabe decir que eran épocas de asolamiento criminal y bárbaro de partes de grupos terroristas, estos violentistas cometían sus atentados principalmente de noche después de la explosión de coches bomba, era por esta razón que a los ciudadanos de Jauja no les sorprendía ver andar en las calles a columnas militares.

Así que en plena batahola que se armó por la explosiones, se escuchaban gritos de mujeres que distraídamente pasaban por la esquina formada entre los jirones Ayacucho y Tarapacá,  varios escolares de años inferiores empezaron a llorar desconsoladamente, todos estos lamentos se mezclaban con el jolgorio del grupo que celebraba con efusividad todo el embrollo causado, las risas pararon súbitamente al escuchar la voz enérgica y gruesa de un uniformado que a la voz de ¡todos al suelo carajo!  inmutó y atemorizó a todos.   

Acerca de palabrasdeJauja

Aficionado a la literatura, tengo buenos y malos sentimientos, es dificil describirse y no caer en la hipocresia, espero que me conozcan un poco a través de esta bitácora.
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4 respuestas a Primaria Navidad (II)

  1. katty dijo:

    Hola, gracias por compartirlo, muchas felicidades por este inicio y continua…conozco tu creatividad y estoy segura que al final será una historia encantadora….

  2. Joel Navarro dijo:

    Hola Luis, muy anecdotico y sentimental el relato, guardas tantos recuerdos amigo, muy gracioso lo del Velita, yo me acuerdo muy bien de la pistola de tinta. Comensaste la historia en un mes navideño, para darle un tono mas sentimental al estilo de Dickens. Bueno espero tenga continuacion. Abrazos

  3. Jim Armas dijo:

    Estimado LEDC «Pipa», estuvo bueno tu relato, letras lleno de vida y bueno transmiten recuerdos de antaño sobre la infancia que algunos pasamos.

    Estaremos a la espera de la continuacion, muchos exitos

  4. Pedro Vega dijo:

    Hola Luis felicitaciones por el blog, estoy siguiendo cada relato, muy interesante cada uno, recordando momentos, saludos.

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